Para hacerlo procuramos generar una comunión entre las tendencias de moda y el trabajo de nuestras artesanas. Esto implica la mezcla de paletas de colores, texturas, moldes, cortes y costuras con distintos tipos de artesanías, como las que se elaboran desde hace más de medio siglo en el barrio Santa Rosa de Lima en Bogotá-Colombia. Allí se tejen las piezas que adornan nuestras prendas. Las mujeres artesanas dejan volar su imaginación para plasmar con retazos de colores, aguja e hilo, las historias que llegan a su mente. Cada mujer, cada día, cada sueño y por ende, cada prenda que sale al mercado es singular, es única. Es una evidencia de que los sueños se hacen realidad con el trabajo y desde luego, es una contribución a la preservación de nuestra cultura y sus tradiciones.